Y me asusta, que si no te busco te encuentro, distrído, recordándome con frases simples que nunca tuvimos equilibrios horizontales.
Ahora, sólo pretendo no perder esos abrazos, que me dijeron que existías esperando que creciera de tus labios fugaces.
Quizás nunca supe que mi cuerpo desnudo y sin dueño se decía a sí mismo lo que deseaba que tú le dijeras, y me dejaba hacer de todo, mientras tú no sabías de mí, porque yo no me dejaba quitar el orgullo de saberme.
Y tus pasos apenas están siendo sombra cotidiana, que ni deslumbra ni molesta, manchada de estrellas lejanas que alumbran desde lejos.
Tuvo que ser así... Es mejor no entender un sueño que dejar que salpique de vez de en cuando su espuma, dejándote helado.
Mañana tejeré, para luego destejer los hilos que me asustan- Y me colmaré de asombro, al buscarte y no encontrarte.
Y por última vez, me pondré manos a la obra, arriesgándome con saberme y con mostrarme como nunca lo hice...