Hoy me hablaste de ti, de tu vida íntima. Me dijiste cosas que no decías a nadie, palabras bonitas de manera espontanea.
Hoy me has demostrado que puedo seguir confiando en las personas, en la especie humana, que aún no hemos perdido el cariño por los detalles del día a día.
Hoy he sabido más de tu alma, me has mostrado al niño y al hombre que llevas dentro.
Esta noche he vivido tus lágrimas, me he emocionado a través de tus palabras y tu risa, aunque estemos tan alejados el uno del otro.
Cada vez que mi alma parece quedarse vacía de esperanza, la vida me regala un momento lleno de magia que llena mi corazón para poder seguir aguantando ante tanta negatividad.
Gracias, pues, amigo, por estas horas repletas de ti.
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Hoy es hoy, una nueva oportunidad para aprender de la vida