Despierto, aparto el pie derecho
de mi oreja.
Vaya novedad, cantinela vieja,
el olor que penetra en mi pabellón
dejando mi ánimo maltrecho.
Tomo aire, y pestañeo con el pecho.
La mañana, con su oscuridad esperada,
me levanta.
Bostezo y, con los pelos de la garganta,
exprimo las naranjas del desayuno.
Tanteo el suelo buscando la zona disipada
que el sustento dará a mi mente desabrigada.
Planetas, luces y polvo, tritio…
El tejado es suelo,
ahora con la tierra me bato en duelo,
mi estómago palpa el olor azul; la realidad…
Fuera estrellas y adelante litio…
Será cuestión de llevar cada cosa en su sitio.
Copyright © Alberto Gómez Herrera
Todos los derechos reservados para el autor
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